Erik Axl Sund: Los rostros de Victoria Bergman



Erik Axl Sund: Los rostros de Victoria Bergman: I. Persona, II. Trauma, III. Catársis. Barcelona: Penguin Random House, 2015. 403 + 406 + 438 páginas. Traducción del francés de Joan Rimbau. Les cares de Victoria Bergman: I. Persona, II. Trauma, III Catarsi. Barcelona: Empúries, 2015. Traducció de Jordi Boixadós Bisbal. 448 + 456 + 448 pàgines. Títulos del original en sueco: I. Kråkflickan, II. Hungerelden, III. Pythians anvisningar. Salomonsson Agency, 2010, 2011, 2012.


Jeanette Kihlberg es comisaria de la policía sueca. A ella y a su grupo se les encarga investigar la aparición de varios cadáveres de adolescentes encontrados en lugares públicos de Estocolmo. Los cadáveres muestran signos de violaciones, tortura y amputaciones. Algunos han sido embalsamados.
Jeanette Kihlberg pide ayuda a la psicoterapeuta Sofia Zetterlund para dibujar el perfil psicológico del asesino. Sofia Zetterlund trabaja ocasionalmente como asesora de la justicia sueca y se ha especializado en niños que han sido maltratados y violados. Precisamente, una de sus pacientes actuales, Victoria Bergman, fue violada de forma continuada por su padre desde muy pequeña. Para defenderse del miedo, el dolor y el odio, y para poder vivir en la sociedad con un agrado de adaptación aceptable, ha ido creando varias personalidades. Algunas de ellas son extremadamente violentas y vengativas. Otras le hacen parecer una persona "normal", muy inteligente y sociable.
Jeanette va informando a Sofia sobre el descubrimiento de nuevos cadáveres. Ahora ya no se trata sólo de niños, sino que comienzan a encontrar asesinados adultos cuyo nexo de conexión es, como descubre Sofia, Victoria Bergman.
La investigación apunta a que todos los muertos estaban enredados, como verdugos o como víctimas, en una asociación de pederastia que durante años ha ido raptando niños y niñas de Europa del Este y en la que están implicadas personas con mucho poder económico y con protección legal y policial.
La relación entre Sofia y Jeanette es cada vez más estrecha y los consejos de la terapeuta contribuyen a desenmarañar la estructura de la secretísima sociedad que los pederastas han constituido. Pero, conforme avanza la investigación, aumenta el número de cadáveres relacionados con la asociación, hasta que sólo quedan tres implicados con vida: el constructor del entramado, una de las niñas -que ha desaparecido raptada- y Victoria Bergman. Hallar con vida a la muchacha podría ser la clave para desmontar definitivamente la red y aclarar cuál ha sido el papel de la inquietante Victoria Bergman en todo el proceso.

Los rostros de Victoria Bergman es un folletín en tres partes más que una trilogía en la que cada novela tenga una entidad independiente. Todas las tramas se cierran en la tercera parte y las dos primeras novelas sólo tienen sentido en el conjunto total. Es una obra ambiciosa compuesta por capítulos cortos centrados en diferentes épocas y lugares, desde la Ucrania arrasada por la hambruna durante la segunda guerra mundial hasta la Suecia contemporánea, desde la Sierra Leona en guerra civil de los años ochenta hasta los campos de concentración nazis.  El narrador va centrando su punto de perspectiva sobre una multitud de diferentes personajes que van manifestando poco a poco su carácter.

Es habitual referirse a los policiales nórdicos diciendo que son una denuncia de las deficiencias del estado del bienestar. Claro, esa es la función social de la novela negra (cuando tiene alguna), exhibir las vergüenzas de la sociedad. Y los nórdicos hablan de lo que les rodea. Aquí hay un paso más. Es Suecia, pero podría ser cualquier país del mundo en el que haya seres humanos que crean que el poder se demuestra por la capacidad de infligir dolor y de someter a los demás.
Erik Axl Sund no escatima horrores. Por Los rostros de Victoria Bergman desfila una legión de demonios: la pederastia y el maltrato familiar; la prostitución y la trata internacional de menores; la utilización espuria de la cooperación con África; las enfermedades mentales y el abuso de los medicamentos y de la manipulación psiquiátrica; los asesinos en serie impredecibles; las conspiraciones entre poderosos y cómo se asocian para protegerse. El horror en todos los ámbitos. La corrupción de todos los valores sociales y familiares. Erik Axl Sund proclama que el mal está agazapado en cada rincón de nuestra existencia. La forma de protegerse ante el terror es crear máscaras que nos alejen de él, que creen una distancia entre nuestro yo vulnerable y el ataque brutal. Victoria Bergman ha necesitado muchas máscaras para poder soportar todo el mal que ha sufrido.

Erik Axl Sund ha utilizado un método de reminiscencias clásicas para narrar la némesis de Victoria Bergman. Como los espectadores de las tragedias griegas o los oyentes de las sagas, los lectores tienen más información que los protagonistas. Los lectores saben, a través de las sesiones terapéuticas, del seguimiento de los asesinos y de los saltos narrativos hacia el pasado, lo que los investigadores van a descubrir. Las trampas que les esperan y la importancia de no pasar por alto ciertos datos que parecen irrelevantes. Pero ello no quiere decir que el lector controle los acontecimientos: la complejidad y multiplicidad de las personalidades de los protagonistas es la baza con la que los autores sorprenden continuamente, el truco en la manga para mantener el suspense y conseguir que no decaiga el interés en más de 1.200 páginas.
Un método diferente al empleado en otras series policiales nórdicas. Aquí no hay tanta descripción de las interioridades del funcionamiento del cuerpo de policía como en las de Sjöwall y Wahlöö, Mankell o Leif GW Persson. Aquí los métodos de investigación, aunque descritos con precisión, no son lo importante. Lo importante es que el lector contemple los procesos psicológicos de la perturbadas psiqués de los protagonistas. Lo importante es que tenga una perspectiva general, que sea un espectador omnisciente de la acción (o al menos que eso crea), pero que se pregunte cuál será la deriva de las mentes de los personajes. Es más bien un intento de hacer cómplices a los lectores del horror a través de la información para demostrarles como el terror es cotidiano, impredecible a pesar de todo lo que se sepa, y que está muy cerca. Una vez que el lector esté contemplando el proceso de hibris, némesis y catarsis de los torturadores de Victoria Bergman, descubrirá que todo lo que creía saber de los personajes es sólo una sombra en la caverna. Una caverna muy fría en la que el mal está justo a nuestro lado.


diariodigital.sapo.pt
Erik Axl Sund son Jerker Eriksson (1974) y Håkan Axlander Sundquist (1965). El primero es músico, artista e ingeniero de sonido, el segundo trabajaba como bibliotecario en una prisión. Tras el éxito de Los rostros de Victoria Bergman (premio especial 2012 de la academia sueca de escritores y con más tres millones de copias vendidas) preparan una nueva trilogía: Negra melancolía.



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