Antonio Altarriba & Keko: Yo, asesino

Antonio Altarriba & Keko: Yo, asesino. Barcelona: Norma, 2014. 134 páginas.

Enrique Rodríguez Ramírez es profesor de Historia del Arte en la Universidad del País Vasco. El profesor Rodríguez ha ganado fama internacional como conferenciante sobre arte y crueldad. El profesor Rodríguez ve como su mundo laboral se estrecha debido a las envidias. Ve como el mundo académico se enturbia debido a los manejos políticos abertzales. Ve como el mundo familiar se desvanece por la incomunicación de la falta de amor. Pero para el profesor Rodríguez todo esto son nimiedades. La misión del profesor Rodríguez es la de sublimar el asesinato como una de las bellas artes.

El artista asesino Rodríguez monta sangrientas performances en las que la muerte es el sujeto. A veces se trata de asesinatos rápidos, anónimos, intuitivos. Otras veces de montajes con días y semanas de dedicación y arduo trabajo. Rara vez hay un beneficio personal material tras las obras del artista asesino Rodríguez. Está más preocupado por la técnica y la implicación estética de sus intervenciones que por lo que lo que él pueda sacar de las muertes.
El artista asesino Rodríguez debe andarse con cuidado. Tanta actividad artística comienza a dejar huellas que apuntan al profesor Rodríguez, y el mundo académico es un mundo miserable en el que muchos estarían encantados en ver convertido al profesor Rodríguez en el enchironado artista Rodríguez.
Claro que la vocación de Rodríguez es una voz demasiada poderosa como para desoírla así como así.

Keko ha dibujado un universo de claroscuro para contar la historia de este profesor psicópata que va rompiendo las relaciones con su entorno para dedicarse a su macabra interpretación artística. Altarriba ha creado un personaje solitario, frío, con una misión en la vida, enfrentado a los ámbitos académico de la universidad y profesional de los teóricos del arte -mundos descritos sin profundizar demasiado, maniqueos, tan solo como contraste con la pureza maníaca del protagonista-. Tampoco es que las teorías estéticas y de historia de la pintura estén demasiada elaboradas, sirven más bien para plantear el enfrentamiento banal (asesinatos aparte) entre dos tendencias de moda que triunfan una sobre la otra según el viento que sople. Y hay mucho que ganar.
Keko y Altarriba quieren hablar más bien de la ambición pervertida, capaz de cualquier cosa con tal de conseguir el poder y el reconocimiento; a esa ambición que rodea en todos los campos a Enrique Rodríguez se opone su integridad destructora artística. ¿Un loco asesino? Claro, pero es el único que no busca prestigio o fama.
Keko y Altarriba han conseguido un cuento cruel en el que ni las víctimas merecen compasión. Desde la situación de crisis en la que se encuentra en estos momentos Enrique Rodríguez nos cuenta en primera persona, mediante flasbacks y rememoraciones, su iniciación en la actividad artística sanguinaria y su currículo como artista del cuchillo. Todo lo que le rodea es mezquino así que la única manera coherente que tiene de denunciarlo es dejando unos cuantos cadáveres elucubrados con mucho arte.

ficomic.com

Keko (José Antonio Godoy) ha trabajado en revistas y diarios y cuenta con una enorme producción entre la que destaca 4Botas premio a la mejor obra en el XXI salón del cómic de Barcelona. Se reconoce su estilo sobrio con un ejemplar manejo de las sombras y el claroscuro.
Antonio Altarriba es novelista, guionista de cómic y profesor de filología francesa en la Universidad del País Vasco. En 2010 ganó el premio nacional del cómic por El arte de volar

1 comentario :

  1. Está genial este cómic (o novela gráfica que dicen ahora, ¿no?); me gustó mucho.

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