Fabio Girelli: Villa Triste

Fabio Girelli: Villa Triste. Barcelona: Sd.edicions, 2015. 448 páginas. Traducción del italiano de Nadia Bettini con correcciones de Daniel F. Patricio. Título original: Marmellata di Rose. Turín: Lineadaria Editore, 2012.

El comisario Castelli trabaja en Turín. No le gusta demasiado el trabajo constante y concienzudo. Prefiere esperar la iluminación y que el resplandor guíe sus investigaciones. El comisario Castelli no es apreciado en exceso por sus colegas. Hay pocos que aguanten sus días inspirados, y ninguno que soporte sus días lánguidos, sus escaqueos, sus insultos a subalternos y a camaradas. Al comisario Castelli no le gusta trabajar cuando la melancolía, el tedio o la neurastenia le asaltan, o cuando no le interesan los casos a resolver.
Esta semana ha comenzado a investigar unos espeluznantes asesinatos junto a su último defensor en la comisaría, el inspector Giordano, y al genio de los cadáveres, el doctor forense Canova.
Primero, una muerta torturada en una cantera de las afueras de la ciudad (sin sangre, sin rastros de lucha); pocos días después, otra joven torturada y atrozmente asesinada en las alcantarillas, y a continuación un feto en una casona abandona, Villa Triste. Y luego más cadáveres, todos asesinados tras padecer suplicios sinnúmeros.
La cosa parece complicada. El comisario Castelli tiene dos apoyos que nunca le fallan en los casos complicados. Por un lado, el dueño necrófilo del restaurante Santo Domingo, el sabio Renato, grande en los fogones y enorme en erudición sobre torturas de cualquier tipo. Renato está convencido de que un antiguo grupo fascista está detrás de las muertes: son los mismo métodos que utilizaron al final de la guerra. Por otro lado, cuenta con la muy discreta complicidad del sutil agente Saverio, desde su sepulcro jamás impide que las ideas estrambóticas del comisario fluyan libres
Junto a la tumba oscura donde yace su amigo, el comisario Castelli encuentra a otro personaje peculiar. El signore Saverio -que dice ser un antiguo espía- cada día comparte con la lápida de su amadísima esposa una opípara comida que él mismo ha preparado. Y de paso da palique al policía.
El anciano Severio también anima al comisario Castelli a seguir con su investigación cuando todo apunta a que el asesino es su colega el forense Canova, desaparecido tras el último asesinato, esta vez el de un agente de la policía turinesa.
Las teorías extravagantes del comisario Castelli le han servido para que sea retirado del caso y apartado del servicio durante unos días. Claro que el comisario Castelli no renuncia así como así a sus intuiciones. Está convencido de que el doctor Canova es otra víctima, y de que una conspiración de fascistas centenarios está detrás de los macabros asesinatos. Convencido de que prácticas sexuales extremas, antiguas rencillas políticas y deudas de sangre y de dinero están detrás de todos los crímenes. El tiempo se acaba y los recursos son limitados. Parece que tan solo él puede descubrir el rostro de la bestia y rescatar a las víctimas que quedan con vida.

Fabio Girelli ha puesto en marcha un vodevil macabro en el que todos los personajes tienen un papel crucial en la trama. No hay personajes secundarios: la acción se retorcerá hasta que todos tengan las manos manchadas de sangre o de alguna otra sustancia pringosa.
A veces la novela recuerda la novela negra italiana con más deuda con el realismo mágico, las del comisario Ricciardi de Maurizio de Giovanni, por ejemplo, o las más costumbrista de Camilleri. A veces se acerca al comisario Adamsberg de Fred Vargas y a sus métodos intuitivos y heterodoxos.
Poca denuncia social y mucho misterio a resolver, más Agatha Christie que Vázquez Montalbán diría yo, y un argumento machihembrado para que todo quede bien cerrado y las junturas aguanten.
Hay que buscar un entretenimiento sin sorpresas para encontrar un protagonista melancólico, sin demasiada implicación con su trabajo y un tanto ciclotímico, un poco de acción de sierra mecánica (Justo Navarro dixit) y una resolución a la forma más clásica de las novelas de enigmas.

www.muchomasqueunlibro.com
Fabio Girelli, Biella, 1980. Se graduó en Literatura Moderna y se doctoró en Geografía Lingüística en la universidad de Turín. En Italia ha publicado una primera novela: Tutto il villaggio lo saprà en 2012 a la que siguió esta Marmellata di Rose, que se hizo con el premio MicroEditoria di Qualità 2014.
Es miembro fundador del grupo ToriNoir




No hay comentarios :

Publicar un comentario