Sophie Hénaff: La brigada de Anne Capestan

Sophie Hénaff: La brigada de Anne Capestan. Barcelona: Alfaguara, 2016. 299 páginas. Traducción del francés de María Torres Gallego Urrutia y Amaya García Gallego. Título original: Poulets grillés. Paris: Albin Michel, 2015.

La comisaria Anne Capestan metió la pata en su último caso. Se cargó a un sospechoso de cuatro tiros. A un sospechoso desarmado.
A la comisaria Capestan le retiraron el mando y la mandaron un tiempo a descansar. Unos meses después el jefazo de la policía judicial, el director Buron, he hallado una solución para reintegrar a Capestan. El director Buron ha sido siempre el valedor de la exbrillante comisaria Capestan y ha decidido, en connivencia con el director de las Brigadas Centrales, Valincourt, crear una nueva brigada bajo las órdenes de Capestan.
Se trata de una reincorporación envenenada. La brigada estará formada por los irrecuperables de las diferentes brigadas, por todos aquellos policías a los que no se puede echar del cuerpo por ser funcionarios pero que no son aptos para el funcionamiento ordinario de sus unidades. Como es imposible reinsertarlos lo mejor es aislarlos. Y los casos que tendrán que investigar son antiguas pesquisas sin resolver con la fecha de caducidad marcada en rojo.
La comisaria Capestan es una policía animosa. La brigada de los inútiles es un reto a superar al que dedicará toda su energía. Ni tan siquiera se da por vencida cuando en el caserón ruinoso que es la sede de la brigada sólo comparece un puñado de policías de entre las decenas de los adscritos a su mando.
Un puñado curioso, eso sí: una teniente y  escritora de éxito cuyos libros policiales han inspirado una serie en primetime en la que los jueces y los jefes no salen muy bien parados; un capitán de asuntos internos homosexual que no encaja con el homófobo sistema policial francés; un borrachín con modales de antes de la Gran Guerra, un gafe declarado al que no se puede ni mirar a la cara; un genio de la informática que no sabe en que día vive; una pareja de inspectores entusiastas, tan enérgicos como limitados intelectualmente. Y un perro, Piloto, propiedad de la escritora millonaria.
Con estos mimbres, sin recursos, sin armas y sin apoyo de otras brigadas, Capestan comienza a investigar dos casos de hace veinte años aparecidos en los archivos centrales: la muerte de una mujer en su casa parisina y el asesinato a tiros de un jubilado.
Conforme avance la investigación, gracias a los métodos heterodoxos de la brigada, ambos casos convergerán para mostrar las piezas un asombrosa confabulación que todavía está produciendo sangre a día de hoy. Y los superiores de Capestan no quieren que intervenga en casos que continúan coleando. A ella y a su grupo de desahuciados los temen más que a los criminales.

Sophie Hénaff ha recurrido a los métodos que utiliza buena parte de la novela policial francesa actual: crear personajes peculiares, originales, más allá de la normalidad habitual (como Adamsberg y Verhoeven sin ir más lejos), protagonistas irreales, encantadores inadaptados con sus propias reglas de la realidad, como todos los que forman la brigada de Capestan.
Los de Hénaff son personajes más livianos, sin la atormentada vida interior de los de Vargas o Lemaitre, perfectos para lo que la autora pretende: presentar una comedia negra amable sin complicaciones. Hay personajes que no encajan, sí, pero que encuentran su sitio con el resto de los desclasados de la brigada. Hay borrachos e inadaptados que han sido expulsados de su puesto policial, pero a los que, felizmente, se les dará una segunda oportunidad y saldrán airosos. Sus extravagancias siempre demandan una sonrisa.
Y si los personajes son raritos pero simpáticos, los casos tampoco están protagonizados por psicópatas megalómanos o asesinos con una turbia alianza con el mal. Hay, eso sí una confabulación que afecta a la cúpula policial, pero esto no hace que tengamos que plantearnos el funcionamiento de la institución: la resolución del caso es limpia y justa. Y, además abre el camino a nuevas novelas de la serie.
En definitiva una simpática novela de intriga policial  "al modo francés" -sin pasarse-, con curiosos personajes marginales con una resiliencia envidiable y con un ritmo adecuado a lo requerido por la acción.


www.lepoint.fr
Sophie Hénaff, periodista, columnista de Cosmopolitan con una sección de humor muy conocida. Poulets grillés es su primera novela, por ella ha recibido el premio Polar en série, el Arsène Lupin 2015 y el premio al mejor polar francófono. En 2016 ha aparecido su segunda novela de la serie de la comisaria Capestan: Rester groupés.

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