Edogawa Rampo: El extraño caso de la isla Panorama

Edogawa Rampo: El extraño caso de la isla Panorama. Gijón: Satori, 2016. Traducción del japonés de Yoko Ogihara y Fernando Cordobés. 160 páginas. Epílogo de Jesús Palacios. Título original: Panorama tô kidan, 1926.


Hirosuke Hitome es un escritor mediocre que malvive de pequeñas colaboraciones en revistas sin haber logrado publicar ningún libro. Un desclasado sin familia ni relaciones. Compensa su incapacidad para la vida social con un portentoso talento para imaginar morbosos mundos gobernados por él.
Hirosuke Hitome descubre que tiene a su alcance la materialización de sus delirios. En sus tiempos universitario compartió facultad con Genzaburo Komoda, un joven perteneciente a una de las más acaudaladas familias de Japón. Hirosuke Hitome es el doppelganger de Genzaburo Komoda, ellos jugaban hace años con el asombroso parecido, aunque nunca llegaron a ser amigos íntimos.
Genzaburo Komoda ha muerto. Un hombre joven, casado pero sin hijos, con una enorme fortuna. Con un enorme parecido con Hirosuke. Está claro, el dinero del muerto servirá para poner en pie la empresa vital de su doble. Lo único que tiene que hacer Hirosuke es suplantar a Genzaburo. Regresar de la tumba tras un ataque de catalepsia y hacerse con el mando de la familia y las empresas Komoda.
Horriblemente, el plan sale a la perfección e Hirosuke comienza a vender los bienes de su excompñaero para construir una isla de inquietantes espejismos y esclavos alienados. Lo único que puede hacer fracasar su plan es que la viuda Chiyoko se percate de la estafa. La solución es permanecer alejado de ella, pero Chiyoko es tan bella y tan fuerte la atracción...

Edogawa Rampo sigue las peripecias de su personaje en tercera persona y lo convierte en el centro de la narración. Muestra así los delirios de Hitome, que se convierten en un Catálogo del ero-guro-nansensu, el género erótico-grotesco-absurdo japonés, como apunta Jesús Palacios en su recomendable epílogo. Hay aquí jóvenes esclavizadas desnudas que se comportan como autómatas o zombis carentes de voluntad. Hay un juego de vivos coqueteando con la muerte, siguiendo a los personajes de Edgar Allan Poe. Hay erotismo combinado con las escenas funestas de asesinato. Hay un mundo artificial que deforma el natural para reflejar su lado más monstruoso. Y juegos de espejismos y de trucos creados con los panoramas de feria. Es la descripción de una estética obsesiva que busca distorsionar el mundo real para poder tener el control absoluto sobre el resultado.
Estamos ante la faceta más decadente y fantástica de Edogawa Rampo, el padre de la literatura policial japonesa. Aquí está en medio de las corrientes literarias más perversas de su época, y se deja llevar por ellas con un ánimo inquietante.


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Edogawa Rampo, seudónimo literario de Hirao Taro, Nabari, 1894-1965. Se graduó en la universidad de Waseda y trabajó en multitud de oficios y ocupaciones antes de dedicarse de pleno a la literatura como crítico y como autor. Escribió docenas de novelas policiales y de misterio, entre las primeras destacan las protagonizadas por el detective Kogor Akechi. Muchos de sus relatos han sido llevados al cine.
Está considerado el padre de la literatura contemporánea policial japonesa.
Los libros traducidos al castellano disponibles de Rampo:
Relatos japoneses de misterio e imaginación. Madrid: ediciones Jaguar, 2005, 2006 (2) y 2013 (3).
La lagartija negra y la bestia entre las sombras. Madrid: ediciones Jaguar, 2007.
Moju, la bestia ciega. Madrid: ediciones Jaguar, 2010.
Los crímenes del jorobado. San Hernando de Henares: Quaterni, 2016.

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